Me está empezando a dar la sensación de que estas explosiones en Caracas son Made in USA. Son varias las costuras que se le ven a esta ola de atentados. Primero, coinciden con el señalamiento de los enemigos de Chávez, en el sentido de que éste no se ocupa de los problemas de Venezuela, mientras anda salvando la patria en Colombia. Segundo, se ataca a la Iglesia, a una estatua de Washington y al gremio de los empresarios: los símbolos no pueden ser más obvios, y todos representan sectores contrarios a Chávez. Tercero, todo lo que mortifique al gobierno venezolano es bueno para los intereses yanquis.
Lo que sorprende es el uso reiterado del mismo libreto desestabilizador puesto en escena desde Guatemala hasta Chile. No se les cae la cara de vergüenza - porque no la tienen - de repetir las tácticas contrarrevolucionarias e insurgentes que todo el mundo conoce. Cuando las marchas de las cacerolas no dan resultado, entonces se gradúan a los bombazos. Irónicamente, combaten un régimen producto de los votos, con la violencia que dicen aborrecer. La democracia sólo es buena si ganan los cipayos del imperio. Los autoproclamados portaestandartes de la ley y el orden se dedican a violar la ley y a fomentar el desorden.
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