Se baten palmas por las nuevas reglas procesales para nuestros tribunales, y no hay duda de que la puesta al día del ordenamiento es siempre algo positivo. Pero, no nos engañemos: lo fundamental es la voluntad para poner las reglas en pleno vigor, y eso, a juzgar por la experiencia de muchos años, es un bien muy escaso en el mundo jurídico.
Véase. El mismo día en que se festejan las nuevas reglas se denuncia la lentitud en resolver, a nivel apelativo, el caso de los gastos del Gobernador por violación a la normativa electoral. Un caso de tanta trascendencia sigue pendiente casi seis meses después de estar sometido. Mientras tanto, los candidatos y los partidos siguen funcionando, sin el beneficio de un dictamen final, firme e inapelable. Porque, luego del fallo en el Tribunal de Apelaciones, el caso irá al Supremo, donde no se distinguen tampoco por su celeridad.
Así que, alegrémonos de la modernización procesal, pero el progreso técnico no resuelve el problema fundamental. Lo que hay que hacer es darle delete a la complacencia con la que se administra la justicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario