Celebro que nuestro Tribunal Supremo continúe dando un respiro a la Facultad de Derecho Eugenio María de Hostos, extendiendo su acreditación provisional. Condeno, sin embargo, que se siga subordinando la acreditación permanente a los criterios de la American Bar Association. Lo he dicho y lo voy a repetir: los abogados puertorriqueños somos "grandecitos" y tenemos la capacidad para, entre otras cosas, evaluar la calidad de la educación jurídica. Una cosa es que consultemos a una institución extranjera o, si lo creemos conveniente, adoptemos alguna idea o procedimiento suyo; otra, muy distinta, es que le reconozcamos una especie de veto a nuestra capacidad de obrar.
En este caso, resulta sorprendente que se mantenga esta postura, pues, no hace mucho, la ABA se vio involucrada en un escándalo de conflicto de intereses relacionado, precisamente, con el proceso de acreditación de escuelas de Derecho, por el cual tuvo que pagar una cuantiosa suma como multa. De manera que me parece muy desacertado seguir haciendo genuflexiones ante ese altar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario