Tiene que inquietar la posibilidad anunciada de que se le conceda la libertad a prueba a la ex agente policial que, valiéndose de las atribuciones de su cargo, obtuvo información para montar un esquema fraudulento en la venta de ollas Lifetime. Me parece que los hechos del caso no aconsejan que se opte por esa consideración.
En primer lugar, como ha quedado dicho, se trata de una persona que, mientras realizaba sus labores como policía, tramaba el aprovechamiento ilícito de parte de sus averiguaciones. En segundo lugar, no estamos ante un desliz ocasional, sino 14 cargos, que se desglosan en seis de apropiación ilegal agravada, seis de posesión y traspaso de documentos falsos, uno de fraude y otro de enriquecimiento ilícito, aceptados por ella. En tercer lugar, el beneficio obtenido fue de $12 mil. Ante un cuadro como éste, concederle la probatoria es "premiar" la pocavergüenza. Si bien ella "levantó las manos" y ha ofrecido devolver el dinero, ello no debe ser suficiente para librarse tan fácilmente del castigo que merece quien abusa de su cargo, metiendo la mano en la olla ajena. Si bien no abogo por una sanción lifetime, creo que no le vendría mal una temporadita a la sombra - como se decía cuando yo me criaba - "pa' que crea en Dios."
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