No sé si la periodista que llevaron a Guantánamo fue sorprendida en su buena fe o ella sabía a lo que iba, y aprovecha para escribir la crónica que pudo haber escrito sin ir a la base, pero cualquiera le pudo haber dicho lo que iba a encontrar. Esperar libertad de prensa y transparencia del régimen bushista es una ingenuidad inimaginable en una periodista. Los americanos, que se ufanan de haber "inventado" la libertad de prensa y haberla regalado al resto del mundo, la aplican cuando les conviene, y, evidentemente, en Guantánamo y en muchos otros frentes de la "guerra contra el terrorismo", no les conviene.
Si las cosas marchan tan bien en esa prisión y no hay qué ocultar, ¿por qué tantas restricciones a la prensa? ¿No era precisamente esa secretividad uno de los males capitales del evil empire de la Unión Soviética y todos sus gulags? Ahora resulta que los chicos buenos de la película andan escondiéndolo todo, en nombre de la "seguridad nacional," otro de los socorridos pretextos de los Estados totalitarios.
Tal parece que, en estos días, no hay "hombres sinceros en donde crece la palma."
No hay comentarios:
Publicar un comentario