jueves, 1 de noviembre de 2007

Enchumbado

En la consideración del nombramiento del ex juez federal Mukasey como Attorney General de Estados Unidos ha surgido la controversia acerca de su renuencia a expresar opinión sobre si la práctica conocida como waterboarding constituye tortura. El ex juez alega que necesita que le expliquen qué es eso, antes de opinar, pero que no es posible porque es una especie de secreto militar, al cual él no tiene acceso. Pues, parece que él único que no se ha enterado es Mukasey, porque hay explicaciones muy completas y con fotos hasta en Internet. Eso de acostar a alguien boca arriba sobre una tabla inclinada y echarle agua en la cara para provocarle ahogos me suena a tortura a mí, que soy un lego en la materia. Pero, el ex juez insiste en que depende de cómo se haga.

Esta tortura del agua es tan vieja como el agua misma, o, por lo menos, como la Santa Inquisición. Claro que el criterio del ex magistrado es muy suyo, pues ha declarado que el Presidente tiene la facultad de decidir cuáles leyes obedecer. En fin, este espécimen es un ejemplo de esa judicatura federal tan admirada por los puertorriqueños incautos, que creen que aquella es una sucursal del Tribunal Celestial.

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