Una profesional de la sicología del Recinto Universitario de Mayagüez me ha dejado "loco y sin idea", al titular su colaboración periodística La resiliencia ante la adversidad. Obviamente, el término está tomado - mal - del inglés resiliency, que, en el Mayagüez en el que me crié se hubiera dicho "capacidad de recuperación" o "restauración." Pero, ahora no bastan las palabras del ayer, y en este mundo de "deconstrucciones" "discursos" y "postmodernidades" hay que complicarlo todo con palabras raras.
Nuestras clases profesionales, formadas principalmente en Estados Unidos, hacen la mayor parte de sus lecturas en inglés, y terminan desconociendo el vocabulario hispánico. Por eso recurren continuamente a los calcos y préstamos lingüísticos, a la buena o a la mala. Hace algún tiempo, un colega me decía que, en el mundo de la sicología y la siquiatría se había impuesto el uso de "bizarro" con el significado de bizarre. Es decir que la ignorancia de lo que significa una palabra ha triunfado. Por no saber que bizarro significa valiente, generoso y espléndido - cualidades todas ellas - lo usamos para describir el comportamiento excéntrico, grotesco o raro, que es lo que significa bizarre. Nada, la apoteosis de la mediocridad.
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