sábado, 19 de julio de 2014

Por aclamación

He dicho antes que mucha de la legislación puertorriqueña es defectuosa conceptualmente y en términos prácticos -- hasta escribí, en tono satírico, un libro al respecto, Medinaciones: Leyes de Puerto Rico Embromadas -- y también está muy mal redactada. He aquí un botón de muestra.

El 26 de marzo pasado se aprobó la Ley 44, que enmienda la Ley de Patentes Municipales. Al final de su exposición de motivos se lee: «Por todo lo anterior, esta Asamblea Legislativa entiende meritorio que dicha parte de los recaudos por el pago de patentes municipales se destine a la OCAM de forma tal que se pueda viabilizar un Sistema (sic) que atienda la precaria situación fiscal en que se encuentran (sic) la mayoría de los municipios del País y que aclaman nuestra ayuda».

Aquí había dos buenas opciones: clamar o reclamar. Yo preferiría la segunda, pues es más cónsona con la petición en este contexto administrativo, gubernamental y legal. La primera tiene una conotación de súplica, como la que se hace a Dios. Si bien «aclamar» aparece con el significado de pedir o quejarse, se trata de una acepción muy secundaria y, sobre todo, arcaica.

Clamo al Cielo, a ver si este reclamo de buen español recibe la aclamación del país.

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