El Tribunal Supremo de Estados Unidos -- tan equivocada y exageradamente admirado por muchos -- acaba de emitir un dictamen que demuestra una pleitesía mal rendida al Presidente. En un caso que data de la presidencia de Bush, hijo, hace diez años, el Servicio Secreto le ordenó a la policía que retirara a dos cuadras de un restaurante donde él cenaba a unos manifestantes contrarios, mientras a sus correligionarios se les permitió permanecer dentro y fuera pero cerca del lugar. El SS se justificó alegando cuestiones de seguridad, pero ni ustedes ni yo nos «comemos ese cuento».
El Supremo, en un acto de supremo cinismo, le reconoció qualified immunity a los agentes del SS que fueron demandados por esta práctica discriminatoria, lo cual quiere decir que, a su juicio, si los agentes se equivocaron es porque no les quedaba claro que actuaban mal. Por lo tanto no deben responder civilmente por lo que cualquiera con menos estudios que los eruditos y eruditas de esa Alta Curia ve claramente como una movida politiquera del SS.
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