La palabra uranio surgió a la vida en 1789 -- año de la Revolución Francesa -- cuando un químico alemán descubrió el elemento. Y así estuvo lo más tranquila, hasta que los americanos con su Manhattan Project se empeñaron en ponerla de protagonista para crear la bomba atómica que le soltaron a los japoneses el 6 y 9 de agosto de 1945. Desde entonces, ese término de la tabla periódica no ha cesado de tener ese retintín dantesco, gracias al único país en la historia que ha utilizado armas atómicas, a pesar de todos sus golpes de pecho e histeria ante la capacidad atómica de otras naciones.
Otro capítulo más en la historia cínica e infame de Estados Unidos de América.
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