Aunque de origen del griego antiguo, la voz hegemón y su funesta parentela vino a mi conciencia, al despertar a la vida política, sobre todo, a la internacional del imperialismo yanqui. Fue entonces que supe que se trataba de la supremacía que ejerce un país sobre muchos otros, por las armas y otros medios de dominación, incluida la cultural. El caso de Estados Unidos y Puerto Rico es el ejemplo perfecto de la hegemonía de un país sobre otro. Somos colonia militar, económica y cultural desde hace 116 años. No hay aspecto de nuestra vida colectiva que no esté subordinado al poder de ese país. El colonizador nos domina completamente, de manera consciente y subconsciente, en lo que respecta a nuestra gente, en su inmensa mayoría, que no se piensa capaz de susbsistir sin la presencia americana en su vida.
En fin, la hegemonía de Estados Unidos de América -- presente en todo el planeta -- tiene su ejemplo más claro y crudo en esta pequeña isla del Caribe.
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