Un día como hoy, en 1867, el Parlamento de Inglaterra votó 196-73 en contra de la propuesta del gran filósofo libertario John Stuart Mill para extenderle el derecho al voto a la mujer. El hecho histórico ilustra tres cosas. La primera es lo antiguo del reclamo formal y legal para hacerle justicia a la mujer en este aspecto tan fundamental. La segunda es la participación destacada de hombres esclarecidos en esa lucha. La tercera es la fuerza del rechazo al reconocimiento a la igualdad de la mujer, por parte de un cuerpo político democrático, que en muchos otros aspectos ha sido ejemplo a seguir.
Meditemos acerca de cuánto hemos avanzado y cuánto nos falta por alcanzar la igualdad plena, no solo de la mujer como tal, sino de las demás vertientes del género humano.
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