He dicho que los americanos han «enriquecido» grandemente el vocabularido de la opresión y la represión. Ahí se tiene la voz linchamiento, autóctona de Estados Unidos, surgida de los actos del juez Charles Lynch en el siglo 18, de esa Virginia tan admirada por ser cuna de las libertades americanas. Lynch era juez, jurado y verdugo, y su ejemplo fue seguido con gran entusiasmo por sus compatriotas en toda la naciente nación y hasta los años sesenta del siglo 20. Después de los golpes de pecho de la Declaración de Independencia y la Constitución, los americanos optaron por aplicar esta «justicia sumaria» de la soga, principalmente contra sus negros, los mexicanos y otros «indeseables», con un marcado protagonismo de la gente de los territorios del Far West y los caballeros encapuchados del Ku Klux Klan.
Linda la historia, ¿no les parece?
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