La historia de Estados Unidos ha hecho aportes importantes al vocabulario de la prepotencia. Tomando de su predecesor imperial -- Inglaterra -- el término jingoísmo, acuñado cerca de 1878, el imperio en ciernes lo hace suyo en vísperas de la Guerra Hispanoamericana. Así, ante críticas al belicismo norteamericano y el derrocamiento del gobierno de Hawaii y los planes fraguados para arrebatarle a España lo que quedaba de sus posesiones de ultramar, Teodoro Roosevelt lo enarbola con singular desparpajo. Se trata de una palabra que significa una forma extrema de nacionalismo que desemboca en una política exterior agresiva, con amenazas de uso de la fuerza y el uso de esta contra otros países, para lograr objetivos de «intereses nacionales».
A partir de 1898, es el vocablo que mejor describe el comportamiento de Estados Unidos de América en la escena internacional.
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