Aquí van dos haloncitos de orejas a mis colegas. La debacle de los bonos de Puerto Rico, y el escándalo de los manejos de los asesores financieros que embaucaron a sus clientes con ellos, han producido una estampida de abogados de aquí y de Estados Unidos en busca de clientes dentro de los perjudicados. En esa prisa -- que «es mala consejera» -- se incurre en errores gramaticales y lingüísticos elementales. Por ejemplo, un anuncio en la prensa dice: «Los bufetes de abogados Fulano & Mengano...» Hace cinco años en este espacio expliqué que «bufete» en este contexto es siempre de abogado.
Otro anuncio nos deja saber que la consulta es gratis, y añade «No se pagara honorarios, sino se obtiene compensación». Por evidentes, huelga comentar las incorrecciones destacadas.
Ambos anuncios hablan muy mal del profesionalismo de estos abogados, pues revelan no solo desconocimiento, sino descuido, defectos fatales en la abogacía.
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