Hay controversias jurídicas que son sorprendentemente inverosímiles. En Michigan hay una doctora demandada por la impericia profesional de haber tardado cinco años en diagnosticar un riñón canceroso que, al final, hubo que extirpar. La doctora sostiene en su defensa que la paciente no ha sufrido un daño compensable porque le queda un riñón.
Uno se pregunta cómo se le ocurre a alguien una alegación de esta clase. Igualmente, cómo un abogado se presta para plantear semejante cosa ante un tribunal.
Lo más grande de todo es que esta estupidez ha llegado al Tribunal Supremo de Michigan.
No es solo Detroit lo que está en quiebra en ese estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario