No me canso de señalar el desconocimiento del refranero o las referencias a la cultura popular que, bien usadas, enriquecen la expresión. Hoy, en la continuación de los comentarios del lío en nuestras cárceles, se publica una columna de opinión en la que se lee: « Si, como alega el funcionario, 'existen patitos feos' en el personal de custodia, éstos deben ser separados del servicio y radicárseles cargos criminales».
¡Mujer -- escribe una -- no puede ser! Los «patitos feos» son, precisamente, víctimas, sea por abuso, discrimen, estereotipo o cualquier otra razón injustificada. Se les culpa injustamente o se les trata de manera desigual. Evidentemente, la autora debe haber estado pensando en las «manzanas podridas», término usado para designar a personas que dentro de un grupo se corrompen y, a veces, contagian a otros del grupo.
Lo que sí se puede decir es que el sistema correccional siempre ha sido el «patito feo» de los gobiernos en el país, dada la poca atención que se le ha brindado.
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