He dicho antes que hay nombres de ocupaciones u oficios que resultan graciosos, por lo literal de sus descripciones. De ahí que quien hace o vende velones sea un velonero.
También he dicho que hay palabras que parecen otras, mal escritas. Por ejemplo, uno pensaría que virolento es, realmente, «virulento». Pero, se trata de quien padece de viruelas, mientras que lo otro es padecer de furia o de malos cascos.
Y, aunque parezca un chiste de mal gusto, vomipurgante es el término para un tremendo «dos por uno»: medicamento que produce vómitos y evacuaciones del vientre...
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