miércoles, 10 de agosto de 2011
Un poco de luz en la noche del fascismo
No se puede perder la fe en la justicia totalmente. Un juez en Estados Unidos ha decidido que procede admitir la demanda de un ciudadano americano contra el exSecretario de Defensa Donald Rumsfeld, por las torturas a las que fue sometido durante su detención como sospechoso de terrorismo. El individuo--como muchos otros--nunca fue acusado de delito alguno. Fue una víctima más de la histeria instalada por Bush y su camarilla, dando al traste con el estado de derecho y las libertades civiles impunemente. Aunque muy probablemente el caso termine en nada, el solo hecho de que no se haya desestimado, de su faz, supone un «triunfo» para quienes buscan que los autores intelectuales de los crímenes del Estado contra sus ciudadanos y los de otras naciones rindan cuentas por las fechorías cometidas desde el poder político a los más altos niveles.
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