Sucede cada temporada de tormentas. Se emite una orden de congelación de precios de los productos de primera necesidad, para poner coto a la especulación, en anticipación o vísperas de un huracán, y unos cuantos «listos» hacen caso omiso. Hay en parte del sector comercial una actitud de desafío a la autoridad gubernamental para controlar las prácticas abusivas. Parece que apuestan a que el gobierno no tiene la capacidad de fiscalizarlos, y se arriesgan a violar la ley, con la esperanza de no ser atrapados, mientras se aprovechan de la emergencia, for a few dollars more.
Ésta es la misma gente que predica el evangelio de la libre empresa y se queja de la «reglamentación excesiva» de la actividad económica, como una retranca del progreso del país.
¡Pillastres!
No hay comentarios:
Publicar un comentario