Como se sabe, hay unos «loquitos» en Estados Unidos que, a falta de argumentos para oponerse a Obama - además de que es negro, y es lo que no soportan - lo impugnan porque alegan que no nació en Estados Unidos y, por lo tanto, no puede ser Presidente. Pues, uno de ésos, que a la sazón es capitán del ejército, presentó un pleito para evitar que lo enviaran a Irak, alegando que el Comandante en Jefe no tenía esa facultad, pues ocupaba la presidencia ilegalmente. El abogado que lo representó es además dentista, y obviamente es más lo segundo que lo primero. La patente frivolidad del pleito le ha costado al dentista metido a abogado $20,000 como sanción, dictamen que ha sido confirmado por el Tribunal Supremo.
Ahí tiene nuestro Tribunal Supremo un ejemplo que debe seguir para ponerle coto a la frivolidad y a la temeridad en el ejercicio de la abogacía puertorriqueña.
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