No me canso de advertir sobre los equívocos y errores de lógica que se cometen, por el descuido en la expresión. Hoy, en una esquela muy prominente en la cual se da el pésame al hijo del difunto, se dice: «A su mamá y viuda...», lo cual, si fuera tomado como literalmente cierto, supondría un caso de incesto. Bastaba con mencionar a la señora como madre de la persona aludida, pues, más adelante, se destaca que el difunto estuvo casado 74 años con ella, por lo cual ella era su viuda. De no haberlo sido, difícilmente se le incluiría en una esquela, meramente por ser la madre de un individuo a quien se le muere el padre.
Todo esto apunta a la frecuente falta de sentido común que aflora en las esquelas, la misma que lleva a que se incluya a personas fallecidas entre los familiares que notifican un deceso.
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