El contacto íntimo entre médicos - especialmente ginecólogos - y sus pacientes es fuente de denuncias y reclamaciones, por actos indebidos. Invariablemnte, el médico alega que la paciente ha interpretado mal alguna manipulación suya o procedimiento llevado a cabo por él en el área genital de ella. El asunto se convierte en una cuestión de credibilidad.
En el caso que se ventila actualmente en Ponce, llama la atención la alegación de que la asistente del doctor le preguntó a la alegada víctima en varias ocasiones - incluso al día siguiente a los hechos - si le había ocurrido algo con el médico. De ser cierto, ello tendería a indicar que la asistente tenía alguna sospecha de que el doctor había actuado de manera impropia, pues, de lo contrario, no se entiende su preocupación al respecto.
Ya veremos qué ocurre...
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