Vayamos al grano y evitemos los circunloquios. Veamos este titular: «La revocación de la prohibición en California de los matrimonios entre personas del mismo sexo es sólo una batalla más de una encarnizada guerra.» Tan fácil y directo que hubiera sido escribir homosexuales, en vez de esa frase de cinco palabras. Pero, parece que no gusta el uso del término más correcto y directo, que, dicho sea de paso, no debe ofender a nadie. Ahora lo moderno es el eufemismo gay, al cual me he referido en una ocasión anterior.
Llamemos las cosas por su nombre. Las palabras correctas encapsulan un significado que, como en este caso, habría que explicar con una frase o una oración; incluso con algo más que eso. No caigamos en la falsa sensibilidad de lo que es socialmente aceptable, muchas veces por copiar costumbres ajenas. En última instancia, es preferible decir «maricón» que gay.
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