martes, 10 de agosto de 2010

Colgar, colgar, colgar

Que el aprovechamiento académico de los estudiantes de escuela pública - medido en las Pruebas Puertorriqueñas -  se reduzca significativamente cuando se les pone a redactar en  español y en inglés no es noticia; por lo menos para mí.  Mis casi 30 años de experiencia como editor jurídico y de otras materias me han dado muestras suficientes del desastre lingüístico de nuestro país a todos los niveles educativos, incluidos los de maestrías y doctorados.  Encontrar a un compatriota nuestro que escriba bien es más difícil que localizar la proverbial aguja en un pajar o - en este arranque bíblico - más fácil pasa el camello por el ojo de una aguja.

Tan feo como tan franco. El problema fundamental es que, si a los maestros de esos estudiantes se les somete a esas mismas pruebas, también se cuelgan.  Hombre, es que hace décadas que no hay rigor académico en las escuelas - y aquí incluyo a las privadas - por lo cual se pasan por alto los errores ortográficos, gramaticales y lingüísticos.  Si a eso le sumamos la pobreza extrema de vocabulario, es un milagro que hablemos español y más o menos nos entendamos.

No hay que esperar a estas pruebas anuales para saber que no hay tal aprovechamiento.  Bastaría con ver cualquier cuaderno o libreta en un día cualquiera, para comprobar que esos muchachos no saben escribir.  Y escuchar a sus maestros, para darnos cuenta de que no saben ni hablar.

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