Un cura de Nueva York acaba de hacer alegación de culpabilidad en Boston por haber violado a tres adolescentes en los años 70 y 80. El tribunal lo sentenció a de 8 a 10 años de sentencia suspendida y 5 años de probatoria. Por supuesto, se tiene que inscribir en el registro de ofensores sexuales y andar con un aparato GPS. También le prohibieron tener contacto con las víctimas y con cualquier menor de hasta 16 años.
Todo lo anterior me da la sensación de que allá en la mítica cuna de la revolución americana esto de violar muchachos es algo así como un "pecado venial." Hay penitencias de confesión que son más duras y largas que ésta que le han echado al cura.
Pero, bueno, ellos son blancos y se entienden...
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