La sumisión colonial del Gobernador y sus acólitos legislativos no tiene límites. Ante el anuncio de que a los policías involucrados en la muerte del joven hace cinco años podría caberles la pena de muerte, no se le ocurre otra cosa que decir que "hace un llamado a la fiscalía federal que respete la idiosincrasia de los puertorriqueños", olvidando hacer el reclamo basado en nuestra Constitución, que prohíbe la pena capital. ¿Dónde está la tan cacareada "soberanía" de la que nos ha hablado? Al plantear esto como un asunto idiosincrático, lo reduce a una cuestión costumbrista o folclórica, como nuestro gusto por el arroz con habichuelas.
Por su parte, el senador Dalmau y el representante Ferrer, cagados de miedo, no se han atrevido a alzar la voz por el atropello del que han sido víctima, tomando la incursión del FBI como la cosa más natural del mundo. Y Acevedo Vilá, cuando se le pregunta al respecto, lo tilda de "estrategia publicitaria", para rehusarse condenarlas. En fin, no hay voluntad de hacer valer nuestra Constitución ni pantalones para negarse a contestar preguntas de la policía federal en circunstancias totalmente irregulares.
Definitivamente, la colonia está en buenas manos.
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