viernes, 25 de julio de 2008

La sangre llegó al río.

Pongo por delante lo que ya mis lectores consecuentes saben: rechazo la jurisdicción federal en Puerto Rico. Pero, siendo ésta la realidad del país, aplaudo la decisión de la juez Cerezo de no aceptar el acuerdo negociado para ahorrarle la cárcel al empresario que contaminó un cuerpo de agua. Todavía pienso que un máximo de cinco años y $100,000 es poco para el daño ambiental, pero es mejor que verlo paseando por ahí en un vehículo lujoso.

Hace falta que más jueces sean igualmente rigurosos con los demás empresarios que, por avaricia, cagan y destruyen el país.

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