La arrogancia de los que se creen "escogidos" por la Divinidad no tiene límites. En estos días, un judío ortodoxo, en Nueva York, oyendo el llamado de Yahvé, desoyó al personal del avión, se levantó de su asiento y se fue a orar a la parte trasera de la nave, mientras los demás mortales esperaban que él terminara, para que el avión pudiera despegar. La línea aérea, muy sabiamente, lo sacó y, posteriormente, lo montó en otro vuelo.
Mucha gente con fuertes convicciones religiosas llegan a creer que están en una especie de lista especial de personas a quienes no les aplican las normas del César y a quienes hay que brindarles "acomodos irrazonables" para que practiquen su religión, por un respeto absoluto a sus creencias. Han leído tanto el Viejo Testamento, que piensan que estamos en esa época. Se hace bien, cuando se les baja de esa nube.
2 comentarios:
Separacióm Iglesia y Estado. No se puede coartar el derecho de una persona a que se exprese libremente en cuanto a sus creencias religiosas. La ley puede ser atemperada a pesar del velo invisible pero real entre Iglesia y Estado. El Estado no violenta el derecho del individuo a expresarse segón sus creencias religiosas siempre y cuando no lacere el derecho de otros. O sea, que la libertad religiosa al igual que el poder del Soberano no son absolutas, tiene que ceder el uno u el otro para mantener otro interés importante que es el de mantener el orden público. Tuvieron que bajarlo del avión y montarlo en otro...con el cinturón abrochado.
digo, Separación...
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