A estas alturas, sólo McCain y otros G.I. Joes insisten en el "éxito" de Estados Unidos en Irak. El resto de la humanidad sabe que la guerra es un gran negocio para un grupo de empresas que se han lucrado grandemente, sobre todo, con la llamada "reconstrucción" de ese país. Desde hace tiempo se viene denunciando el despilfarro de fondos públicos en contratos fallidos y fatulos para realizar toda clase de obras. Una auditoría reciente revela cuán escandalosa es la situación.
Sucede que se calcula en 855 los contratos que se dieron por terminados porque no se pudieron completar y 112 de ellos porque se anticipaba su fracaso. En otro número de contratos, la prodigiosa inventiva norteamericana los ha declarado cumplidos, olvidándose de su cumplimiento específico, y cambiando el alcance del proyecto a uno más reducido. Por ejemplo, la construcción de un hospital pediátrico en Basora, a un costo de $50 millones, se estimó lograda, a pesar de que la obra sólo se había completado en un 35%. De esta manera, se encubre otro de los múltiples fracasos en Irak, y McCain puede seguir la cantaleta de la victoria iniciada por Bush y Cheney.
Así se reescribe la historia.
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