Algo hay de justicia poética en las alegaciones - y no alegatos, como obstinadamente escribe la prensa - de culpabilidad de los médicos implicados en los traqueteos del Tribunal Examinador de Médicos. Lo digo porque, desde hace mucho, la clase médica, en general, se ha mostrado francamente hostil hacia los abogados, tildándonos de oportunistas, pendientes de cualquier "desliz" médico para azuzar a los pacientes a que demanden por impericia. Ahora resulta que la bata blanca estaba manchada, y no era de sangre. Ahora los abogados no somos tan malos, pues necesitan de nuestros servicios, para defenderse en los tribunales. Ahora los "tecnicismos" son buenos, cuando los pueden usar para defenderse.
Claro, esperar que los semi dioses del estetoscopio aprendan esta lección, es como esperar que le facturen razonablemente a los planes médicos...
2 comentarios:
Sonríe. Sabes que me has cursado una invitación solapada a un comentario, por lo que cedo sumisamente ante la tentación puesta en bandeja de plata, ofrecida por el amigo. En voz de uno de sus famosos personajes novelescos, aparte de exclamar: que maten a los abogados!, Shakespeare finalmente aparenta sucumbir a la realidad cuando afirma que los abogados somos un mal necesario. Huelga decir que disiento sobre la característica intrínsica que implica su opinión. Aunque lo soy, no me considero idelista porque sostengo que abogamos sencillamente por lo que creemos, en defensa de los intereses de nuestros clientes, ante los foros creados por nuestra sociedad de ley y orden, de conformidad al contrato social que nos rige. Soy idealista bajo otros criterios que no vienen al caso. Sin embargo,cuando los abogados defendemos a sus víctimas, los médicos nos critican vehementemente y, como dices, alegan que estamos al acecho, en busca del menor error para demandarlos. Sin embargo, es totalmente cierto que, a la hora de la verdad, o como dicen en mi pueblo de San Lorenzo, a la hora de los tomates, no es al Chapulín Colorado a quien invocan en su defensa. Such is life in the tropic, como dirían nuestros vecino del norte. Mientras tanto, que pague el que tenga que pagar.
Estoy muy de acuerdo con el compañero. Con el agradecimiento que se le debe a aquél que fue llamado a salvar vidas por vocación, me uno al compañero en los constantes ataques que reciben los togados de la clase médica. Ahora les tocó el turno de reconocer que se tiene que presumir la inocencia de un acusado y que aunque culpable, se deben emplear los mecanismos, no "tecnicismos" que la ley le permite al abogado para que la pena que recaiga sobre un acusado sea aquella que más se acerque al sentido de justicia y a la defensa de sus derechos constitucinales y al debido procedimiento de ley. Ahora lo entenderan...y facturaran razonablemente, digo, eso esperamos.
Publicar un comentario