El número 13 ha sido de buena suerte para Abdul Rahman Shalabi, pues a los americanos les ha tomado trece años decidir soltarlo de su prisión en Guantánamo, donde ha estado todo ese tiempo sin haber sido acusado formalmente de nada. Bastó que alguien dijera que Abdul era guardaespaldas de Osama Bin Laden, para que los defensores de los derechos humanos por excelencia lo guardaran todos estos años. Recuerde el lector que la posición oficial del Gobierno de Estados Unidos es que en Guantánamo no aplica su Constitución ni esa minucia que es el Derecho Internacional. Allí se hace la suprema voluntad de los generalotes americanos, y ni Obama ha logrado cumplir su promesa de cerrar ese bastión de la ilegalidad y la inhumanidad.
De todas formas, a Abdul Rahman Shalabi le ha ido mejor que a Oscar López Rivera, quien ya va por 34 años como prisionero político del imperialismo yanqui.
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