La pobreza conceptual y léxica de nuestra gente, incluidos los profesionales, es alarmante. Ayer, en un noticiario televisivo, el fiscal a cargo del caso del hombre que mató con su vehículo al jugador de baloncesto y su hijo dijo que al imputado le habían ocupado unos medicamentos «deprimentes».
Lo verdaderamente deprimente es que el Ministerio Público esté representado por alguien que diga tamaño disparate. El joven fiscal parece que desconoce la palabra antidepresivo. De paso, para este u otro caso, le recomiendo el término ansiolítico, por si le hace falta para referirse a alguna prueba pertinente.
Quizá hasta deba tomarse uno, para calmarse y no desbarrar.
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