Los boricuas -- sorprendentemente, hasta los más y mejores instruidos -- incurrimos en ciertos errores gramaticales y lingüísticos con regularidad. Ahí tenemos el uso frecuente de antipasado, por antepasado. Curiosamente, como me ha señalado mi esposa -- que solo es boricua por afinidad -- quienes cometen este desliz no se corrigen cuando escuchan la forma correcta. Parecería que, como hubiera dicho mi madre, tienen el error tan «metido entre cuero y carne», que son ciegos y sordos a lo correcto.
Una pena que personas distinguidas y letradas no puedan superar esta falta que asociamos con los que tienen poca escuela.
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