Haciendo honor al concepto «pueblos de vaqueros», los alcaldes de Cataño, Corozal y Toa Alta se fueron a disparar al Polígono de la Policía sin licencia para ello, con el visto bueno de la Policía Municipal de Cataño. La excusa de la policía catañesa es que los iban a «certificar» para que pudieran optar por la licencia, es decir, que primero se aprende a disparar y luego se saca la licencia para hacerlo. Pero, esa tesis no parece tener fundamento en la Ley de Armas.
Ocurre que el alcalde de Cataño sí tiene licencia, y quiso lucir sus habilidades pistolísticas frente a sus colegas, sintiéndose protegido por el sheriff de su pueblo. Ahora los otros dos alcaldes enfrentan una investigación por estos tiros locos.
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