Ya saben cuál es el tema obligado de hoy. Pongo por delante mi rechazo a la condición colonial que hace que ese dictamen judicial sea aplicable a este país. Hubiera querido que lo resolviéramos nosotros los puertorriqueños.
Poniendo eso a un lado, celebro la decisión como un paso de avance importante para todos los que creemos en la esencial igualdad de los seres humanos. Los homosexuales no son menos ni merecen menos que los heterosexuales. Así de sencillo es. No se les puede negar el derecho a culminar su amor con el matrimonio.
El derecho a la intimidad y el principio de que la dignidad del ser humano es inviolable, consignados explícitamente en nuestra Constitución, y tácitamente en la de Estados Unidos y otras naciones, no admite ese discrimen que ahora acaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario