Se siguen buscando remedios jurídicos para el problema de la violencia doméstica o de género, y dentro de ese contexto se asigna un papel principal a las órdenes de protección, que ahora se pretende que sean concedidas inmediatamente, a solicitud de parte. Los procedimientos sumarios siempre son algo arriesgados, por lo que tienen de contravención al debido procedimiento de ley. Pero, como ha dicho el Secretario de Justicia, el problema fundamental es que, con cierta frecuencia, son las beneficiarias de dichas órdenes quienes las anulan, permitiendo el acceso de la persona objeto de la prohibición. Bastante difícil resulta proteger a una persona a la que alguien está decidido a hacerle daño, para que la víctima entonces se ponga a tiro -- literalmente -- de su victimario.
Mientras ello sea así, -- entendidas las complejidades sicológicas de por medio -- habrá un número de muertes y otros daños que no se podrán evitar, independientemente de cuán buenas sean las órdenes judiciales y cuán rápidamente se expidan.
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