El examen a los candidatos a jurado en el juicio contra el ex representante Farinacci es típico de lo que ocurre en estos procesos. Tomados de la comunidad, los candidatos reflejan las virtudes y los defectos del común de las gentes, en un procedimiento que depende, en gran medida, de la sinceridad de los interrogados. Sospecho que algunos que se muestran muy sinceros en admitir sus prejuicios lo hacen para de esa forma asegurarse de que serán rechazados, evitando así quedar comprometidos por un tiempo incierto, mientras desatienden sus asuntos. Otros lo hacen por temor a represalias de elementos del bajo mundo. Por supuesto, están los que por alegado prurito religioso «no juzgan a otro», cosa que dudo mucho que mantengan en su vida personal. Ésos son los que presumen de ser parte de «mi reino no es de este mundo», viendo con desdén la justicia terrenal.
En fin, este voir dire - algo así como «a decir verdad» - es el cernimiento de personas capaces de juzgar una causa «sin ánimo prevenido», afán de la justicia imperfecta del ser humano.
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