Por alguna razón que no alcanzo a comprender, a los boricuas nos gusta tanto la letra "i" que la ponemos en vez de la "e" a cada paso. Por supuesto, el ejemplo clásico es riversa, cuando nombramos el cambio en el engranaje del vehículo de motor. También añejo es el uso de diabetis, de cuando el aceite de oliva Betis era dueño y señor del mercado puertorriqueño. Y, claro está, un favorito perenne es antipasado, contra la lógica del lenguaje.
Es justo reconocer que, casi siempre, estos errores se dan en la lengua hablada, no así en la escrita. De todas maneras, hay que cuidarse de ello, pues no se oye bien y siempre nos arriesgamos a que pase a la forma escrita.
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