miércoles, 21 de enero de 2009

El último que ríe...

La respuesta a la pregunta que se hace Velda González, de la razón por la cual Inserni decidió apelar una sentencia que le era sumamente favorable se resume en una palabra: soberbia. Desde el principio, el acusado asumió una posición arrogante y desafiante, ante las imputaciones que se le hacían. Cuando se le entrevistaba en los pasillos del tribunal, siempre estaba sonreído, como si estuviera allí de excursión. Al salir absuelto en dos de los cargos, se sintió invulnerable, y entonces fue demasiado lejos, y apeló, para demostrar que su alma es blanca como su cabellera peinada con blower, con las consecuencias que ya conocemos.

Como "buen" funcionario del rossellato, Inserni padece de la soberbia de su jefe político de entonces y de muchos de los funcionarios de aquel gobierno nefasto. La sentencia de ayer debe haberle borrado la sonrisita que le caracterizaba.

2 comentarios:

Prometeo dijo...

Yo no sé mucho de leyes pero ¿el abogado de él lo habrá aconsejado sobre esto?

Alberto Medina Carrero dijo...

Prometeo:

Es de suponer que sí, pero los abogados padecemos de arrogancia y soberbia también. O, sencillamente, nos equivocamos de buena fe en nuestras apreciaciones profesionales. Incluso es posible que el cliente se empeñe en un curso de acción, a pesar del consejo profesional en contra de ello.