El racismo está alive and well en la tierra de Obama. Un tribunal federal en pleno ha tenido que dar "no ha lugar" a la solicitud de revisión del dictamen que sostuvo la prohibición de las autoridades escolares en Tennessee del uso de camisetas con la bandera confederada. Como se sabe, dicha enseña es símbolo del racismo, disfrazado de patriotismo sureño. El reclamo de los tres estudiantes vino envuelto en el ropaje de la libertad de expresión, pero los jueces no se tragaron ese cuento.
Lo que resulta significativo es que estos jóvenes y sus familias estén dispuestos a litigar un asunto como éste hasta las etapas apelativas. De hecho, hay una especie de "epidemia", en el Sur de Estados Unidos, desde hace mucho, que se manifiesta en el afán de hacer ostentación de la bandera de la Confederación.
A esta gente no le ha llegado el cambio que predica y simboliza Obama.
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