martes, 13 de enero de 2009

Guantanamera

Para un hombre de su presunta altura de miras y conocimiento del derecho constitucional - pues lo ha enseñado - a Obama no le debe resultar difícil la decisión de cerrar la infame prisión de Guantánamo. Tampoco qué hacer con los presos confinados allí. El gobierno de Estados Unidos ha admitido que hay algunos contra los cuales no hay prueba, ergo, hay que excarcelarlos sin demora innecesaria. Si después de todos estos años, los americanos - cuya inventiva no tiene límites - no les han podido fabricar un caso, es que no hay caso posible.

La otra categoría es la de los que, no habiendo suficientes pruebas en su contra, no obstante, son considerados "peligrosos." El problema es que ésta es la categoría que utilizan los regímenes fascistas y totalitarios para justificar la prisión de toda clase de individuos. Continuar aceptando esta práctica violatoria de los derechos humanos y del derecho internacional sería un grave error del nuevo Presidente, y echaría por tierra todo su discurso de cambio y esperanza.

1 comentario:

Prometeo dijo...

Solo espero que ese no sea el único cambio aunque si es el más apremiante. Desde que ví a Obama y su discurso siempre he tenido esta sensación que el hombre se ve muy bien como para ser real. Demasiada esperanza solo pude cumplirse o llevar a la más grande desilusión.

Adelante y éxito.