Ha muerto Pepe Canals, aunque nunca muere del todo quien deja un legado y un buen recuerdo en quienes le conocieron. Fue mi profesor de Derecho procesal penal hace más de 30 años, y lo recuerdo vivamente por su voz, su cultura jurídica y su cultura general. Sabía mucho de Derecho, pero sabía mucho más que de Derecho. Con él se aprendía algo más que lo que disponía la regla tal o lo que había resuelto el Tribunal Supremo en Pueblo v. Sutano; se entendían los conceptos y los principios, se aprendía a pensar y analizar de manera crítica. Se han quedado conmigo su metáfora del procedimiento criminal como un tren que va pasando por las estaciones, y la del libre albedrío como un hombre en un bote de remos que navega por un río.
Tuve poco contacto con él luego de salir de la Escuela de Derecho de la UPR. En un par de ocasiones me llamó para procurarme algo relacionado con mi trabajo como editor jurídico. Recuerdo que me habló de un libro que quería publicar. La última vez que lo vi fue la noche que celebramos los 30 años de graduados de Derecho, en Casa Diego, establecimiento propiedad de uno de sus hijos. En cada una de esas ocasiones sentí su afecto genuino. Hoy le testimonio el mío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario