No es solo que «el que tiene padrino se bautiza», sino que el que tiene ciertos padres no tiene necesidad de bautizarse. El casito del jefe de la Oficina de Puerto Rico en Washington -- hijo menor del exgobernador Hernández Colón, por más señas -- es un claro ejemplo. El pobre hombre admitió, con la candidez que le es consustancial, que, contrario a la norma oficial al respecto, se llevaba para su casa el auto oficial y que no llevaba la bitácora sobre su uso requerida por ley.
Pero, ahora, en un informe de encargo, se plantea la peregrina tesis de que ese auto no es oficial y/o la ley no aplica fuera de los límites territoriales de Puerto Rico. Y todo esto se dice con cara muy seria.
Pues, supongo que, para defender al nene, a su padre y dos hermanos -- todos abogados -- les ha tomado dos meses elaborar esta nueva tesis jurídica, tan absurda y descabellada como la del pacto del E.L.A., hecha infame por su padre y defendida vergonzosamente por su hermano José Alfredo.
Tesis digna de formar parte de la colección permanente de la Fundación Biblioteca Rafael Hernández Colón.
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