Resulta incomprensible la tardanza del Secretario de Justicia en responder a la solicitud de un prestigioso abogado penalista -- expresidente del Colegio de Abogados y Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana, por más señas -- que podría ayudar a corregir un grave error judicial. El distinguido colega ha pedido que se realicen unas pruebas de ADN -- algo que no estaba disponible para la época en que se dio el caso que él defiende ahora -- para comprobar científicamente con casi certeza matemática que su defendido no es uno de los autores del asesinato por el cual cumple condena hace más de 20 años.
Como ha dicho el abogado, sería bochornoso que él tuviera que acudir al tribunal para que éste obligue al Secretario a algo que debería apresurarse a acceder para que se haga cumplida justicia en este caso. Si se cometió un error, lo que procede es corregirlo lo antes posible.
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