Hay formas de decir las cosas que resultan extrañas. No es que sean del todo incorrectas, pero, ciertamente, no son la mejor manera de expresar una idea. Hoy leo en la prensa: «Una joven universitaria estadounidense y un turista árabe fueron afectados por el crimen». Claro que el robo y la tentativa de actos lascivos a ella, y el balazo a él, los «afectaron», pero suena raro referirse a estos dos incidentes de esa manera. Quizá es que, como se trata de extranjeros, no queremos perjudicar el turismo, y hemos decidido suavizar el hecho de ser víctimas del crimen, tratando el asunto como si fuera un malestar estomacal o alguna otra dolencia pasajera similar.
O, sencillamente, que no sabemos español.
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