Un día como hoy, en 1927, se produjo la ejecución de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti en Massachusetts, por la conjunción perfecta de esos dos elementos definitorios del carácter estadounidense: la xenofobia violenta y el gusto por la pena de muerte. A esos dos pobres inmigrantes italianos le achacaron robo y asesinato. De nada valieron las apelaciones ni las protestas en muchas partes del mundo, basadas en los múltiples defectos procesales que llevaron a su condena.
El caso ha sido un baldón de la justicia americana. Cincuenta años le tomó a Massachusetts reconocer el error, por voz de su gobernador Michael Dukakis. Pero, ya era tarde; la justicia penal de Estados Unidos quedó maculada para siempre con esta injusticia manifiesta.
A estos excesos lleva la retórica xenófoba, que ahora vomita gente como Donald Trump.
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