El «troglodismo» homofóbico es tanto, que hasta una cavernícola como la Gobernadora de Arizona ha tenido que recoger velas. Esa mujer, que ha retado una y otra vez el estado de Derecho federal en asuntos inmigratorios, no ha tenido otro remedio que vetar expresamente el proyecto de ley recién aprobado que permitía que los establecimientos comerciales del estado rehusaran atender clientes «por motivos religiosos». El subterfugio de invocar la libertad de culto esconde -- muy mal, por cierto -- el propósito de discriminar contra los homosexuales y otros cuya sexualidad o identidad de género le resulte objetable a los «sepulcros blanqueados» arizonianos. Sospecho que aprovecharían también para no darle ni un vaso de agua a un musulmán. Ante tal atrocidad, doña Jan ha tragado gordo, y tiró el proyecto de ley al cesto de la basura.
Y el capítulo de la American Civil Liberties Union en el estado ha tragado gordo, y la ha felicitado.
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