Llueve y no escampa para Pablo Casellas. Como era de esperar, luego de la condena en la jurisdicción puertorriqueña, los federales le han caído encima por haberles mentido con el carjacking fabricado con el que pretendió sentar las bases para inculpar a otro por el asesinato que planificaba. Su padre, juez federal, debió advertirle que sus amigos los americanos no le iban a dejar pasar una cosa como ésta.
Y es que denunciar falsamente un delito es un delito, como también lo es mentir bajo juramento a investigadores y a fiscales, pues con ello se pone en movimiento el aparato del Estado innecesariamente, se crea la posibilidad de que se condene a alguien injustamente y se obstruye la justicia. Por todo esto, es necesario procesar a Casellas, a fin de que responda por sus maquinaciones, y que ello sirva de ejemplo para otros que se sientan tentados de hacer lo mismo.
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