Me parece muy acertado el endurecimiento de las penas por violaciones a la Ley de Armas, comenzando por la de disparar al aire en la despedida de año o en cualquier otro momento. Eliminar el derecho a sentencia suspendida y a libertad bajo palabra es un paso importante en la dirección correcta.
Las armas de fuego son el principal el elemento agravante del crimen. Con ellas se magnifica y multiplica el poder letal de los delincuentes violentos. No puede haber condescendencia de clase alguna con quienes las usan ilegal o irresponsablemente. Si, como se ha probado, resulta difícil sacar de circulación las armas, entonces tenemos que sacar de circulación a quienes las usan.
Tener armas de fuego no es un derecho, sino un privilegio. Quienes abusen de ello merecen la más dura de las sanciones.
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